Lidia Falcón O'Neill

Lidia Falcón O'Neill

jueves, 17 de octubre de 2013


Ponencia de E. Siurana en el homenaje por el 75 aniversario de Lidia Falcón

Agradecimientos

Mil gracias. A Linda G. Levine, a Linda y Gloria F. Waldman que son un tándem, a Linda, Gloria y Elizabeth Starcevic, y a Kathleen Johnson y al equipo del Instituto Internacional que ha organizado este magnífico homenaje a la vida y obra de Lidia. Y a Elena Bengoechea de quien partió la idea.

Miles de gracias a Lidia por todo, por existir, porque todo lo que se ha dicho y se va a decir, y porque todo lo que no tendremos tiempo de contar sería humo sin ella.

Muchas gracias a todas y todos los participantes que han venido de lejos, tanto en la distancia como en el tiempo, a las amigas que están escuchando y a las que recogen y recogerán las banderas de lo implantado.

Intención

He tomado unas notas para poder ceñirme a contar lo imprescindible. Lo que no quiero que quede fuera de esta intervención que llevo pensando meses, todas las noches, y cada noche de manera diferente. 

Es difícil para mí resumir en un cuarto de hora mi homenaje a Lidia. De sus 75 años he pasado 30 pegada a ella. Para ella es un cuarto de su vida y para mí media vida.

Pero ya antes de conocerla puedo decir que influyó en mí, como ha influido en la historia de este país y en la historia de todas las mujeres, lo sepamos o no.

Previos

En la adolescencia cuando todavía vestía el uniforme con cuello duro del Sagrado Corazón, comencé a intentar enterarme de en qué mundo vivía y siguiendo el camino abierto por mis hermanos mayores, apareció ya la figura rutilante e inquietante de Lidia Falcón.

Sus artículos en Triunfo, en Destino, en Sábado Gráfico… Sus entrevistas en La Vanguardia, eran siempre un palo que dejaba bailando todo el andamiaje. 

Por supuesto el andamiaje ideológico del Colegio, el de las enseñanzas de mis padres y  de la tribu familiar, pero también el de mis sapientísimos hermanos y mis progresistas novios.

Lidia era la bomba. -La bomba metafórica, aunque luego se viera vinculada a las penosas bombas reales-. Escribía como Olympia de Gouges unos panfletos que conseguían irritar a todos e iluminar a algunos y algunas. 

La izquierda catalana en la que yo estaba implantada la temía y la admiraba. Infundía enorme respeto, -ese "respeto reberencial" que mencionó Marián Larumbe en la presentación de su antología sobre la revista Vindicación-.

Testimonio

Cuando agobiada de soportar la penosa realidad de la España franquista, escapé Pirineo arriba  en busca de una vida más amable, acabé encontrándome en las suculentas librerías de Europa, en las efervescentes universidades francesas y finalmente en el Congreso internacional feminista en Bruselas, adonde acudí en busca de mi causa: con "Lidia Falcón y su gente", -Así me lo dijeron mis radicales amigas del FRAP, cuando llegué y pregunté ¿quién molaba en ese evento?-. 

Pero…  "va vestida como una burguesa y eso que dice de que "la mujer es una clase" resulta inadmisible",  comentaban..

Me retrotrajo a los años previos, cuando mis amigos pontificaban: "es un elemento interesante pero si la invitamos es capaz de reventar el acto". 

"Es del FRAP, es de la CIA, son de ETA, son del Mossad. Esos... son franco tiradores…" 

"A Lidia Falcón la siguen porque es muy guapa", -me dijo una destacada dirigente del PSUC... en su preclara aplicación del materialismo histórico.

Ese grupo que estaba en Bruselas con Lidia era: El Colectivo Feminista de Barcelona y también los de Madrid, y entre ellas, aunque jóvenes, se encontraban feministas con sólida identidad y prometedor futuro, como Cristina Alberdi, Carmen Sarmiento, Regina Bayo, Teresa Estany, Chus Borrell..

Lidia estaba entonces en libertad condicional, hablaba de las cárceles españolas de donde acababa de salir, y pasó fugazmente ya que solo tenía tres días de permiso. Pero supe que había encontrado mi "causa" y que era hora de volver a la realidad.

Contacto

Regresé a casa en Junio del 76, el mismo mes en que nació la revista Vindicación Feminista.  Yo estaba dispuesta a matar y a matarme por trabajar con ellas.

Quise con Montserrat Solé, activar el Colectivo Feminista de Lleida, y cuando estaba en ello se produjo el "primer hachazo", el Colectivo feminista de Barcelona expulsó a Lidia y "a su gente". Y cumplida esta brillante misión se disolvió a sí mismo. A nivel estatal quedó cercenado el proyecto.

Desolada vi como la prensa se cebaba en el "fracaso" de ese proyecto feminista, como voces anónimas o desconocidas adquirían notoriedad con burlas y machadas, incluso en las revistas más progresistas. -Desde Karmele Marchante en El Ajo Blanco a mi amiga de infancia Tonia Etxarri en TeleExpres

Pero sobretodo el objetivo de la debacle era Lidia que había puesto su prestigio, ganado tras largos años de lucha y trabajo, en la presentación del feminismo como proyecto político.

Pero es cierto que hay gente que son "motores de la historia", Lidia es un REACTOR, como ese reactor de partículas que consiguen la fusión en frío.

Reagrupó, repensó y creó la OFR (Organización Feminista Revolucionaria), en la que María-José Ragué-Arias -aquí presente- era su aliada. Eso era un puntazo porque María José era la -divina feminista-. Era la feminista de la Gauge divine.

Me afilié a la OFR, tras haber conseguido que Lidia me contratara para trabajar en su despacho de abogadas, apelando a una experiencia de la que carecía.

"Ahora sí que te vas a enterar de lo que es trabajar" me advirtieron los prometedores abogadillos amigos. "Esta sí que va en serio, me avisaron". 

¡¡ Deu meu !!, dijo mi madre, "esto es peor que hacerse comunista". 
¡¡¡ Fantástico !!! dijo mi respetada amiga Cristina CallicóA partir de ese momento mi vida giró a la velocidad del "Reactor".  

Implicación

El despacho de Lidia era una ventana abierta a la cruda realidad. Durante los tres años que trabajé allí aprendí, "casi todo", pero sobre todo lo que era la vida de las mujeres y la pasión de luchar contra injusticias tan concretas. Todavía recuerdo el nombre de casi todas las clientas que pasaron en mi época, con sus terribles historias. Terribles sobre todo por cotidianas y similares.

También vi las cárceles por dentro, y la desesperación de los grupos que habían luchado contra el fascismo recurriendo a las armas. Los presos del FRAP, del GRAPO, de la OIC, etc. etc., que eran los perdedores de la historia, a los que Lidia no estaba dispuesta a abandonar, cuando todo el mundo político se reorganizaba y se los sacaba de encima. 

Aprendí, en una frenética tarde de sábado que Lidia estaba dispuesta a defenderlos pero no a acatar sus dislates, cuando se decidió pagar la fianza de un preso en huelga de hambre cuya organización había optado por la consigna de "libertad o muerte". Por supuesto el grupo la insultó y la amenazó. Pero ese militante sobrevivió. Y yo aprecié todavía más a LidiaPodría contar mil historias pero no todas hoy.

Estando en la OFR  fuimos a tantas manifestaciones e hicimos tantas pancartas, y tantas, tantas pintadas de paredes que creo que por nuestra culpa los barceloneses comenzaron a incubar el odio a los grafiteros.

Pasamos noches y noches en cursos de formación de cuadros con los que Lidia preparaba pacientemente -a veces tiene paciencia-, la creación del Partido Feminista, escuchándola desgranar los principios del marxismo, la historia de España Republicana, de la lucha obrera, de los sindicatos, de la pioneras norteamericanas, de las sufragistas, de las feministas y las diferentes teorías,  de, de, de.. mientras íbamos construyendo los andamios para la comprensión de la teoría feminista.

Al tiempo que Vindicación, la revista, se hundía entre facturas, deudas, abandonos, discusiones y el desánimo que iba retornando a este país que tiene tendencia a dormirse y eso a Lidia la amargaban más, creo, que las prisiones sufridas o las deudas contraídas, que ella sola asumió -y de eso soy testigo- y pagó durante años y años.

Partido Feminista

En el año 79, listas las tesis y el programa,  Lidia y su gente , entre ellas María José Ragué, Regina Bayo, Anna Estany, Encarna Sanahuja, Neus Aguado... constituyeron el Partido Feminista. Yo era entonces una joven militante entregada. 

El Partido Feminista tuvo impacto en la sociedad, sobre todo en la Catalana, supongo. Eran años de éxitos. Pero despertó las iras de los partidos de izquierda y sobre todo y lamentablemente las de las compañeras feministas, la mayoría y sobre todo las más activas y preparadas, eran a la vez militantes en esos partidos de izquierda.

En aquella época hablar del poder para las mujeres era un anatema. No lo quiero ni contar, estará en los escritos. 

La hostilidad, insoportable que vivimos culminó en unas espantosas jornadas que en año 80 conmemoraban el Quinquenio de "Les primeras Jornadas Catalanes de la Dona". Diríase que el objetivo de esas jornadas era "cargarse a Lidia y hacer entender a todas las mujeres que se acercaran que la idea de crear un Partido Feminista era el más horrible de los pecados.

Por otras razones, el Ministerio del Interior estaba de acuerdo con ellas, y decidió que un Partido feminista era ilegal.

Nada detuvo al Reactor, 

No creáis que un Reactor es destructivo, Lidia tiene cualidades  -algo esotéricas- es capaz de hacer crecer las plantas de manera extraordinaria, podéis ver sus casas… y atrae a los animales. Por más que diga odiar a mis gatos, en cuanto la ven se le plantan encima.

De nuevo en serio,… Con el partido ilegal y en la espiral política hostil, decidió que primero debíamos editar una nueva revista  para difundir la tesis del PFE y después nos propuso: hacer un llamamiento al Movimiento Feminista, -a esas mismas que no nos podían ni ver-, para presentar una alternativa feminista a las primeras elecciones a la Generalitat de Catalunya !!!  Y ese fue el proyecto del Front de Dones

Nos ganó la apuesta  Jordi Pujol  y de ahí todos los problemas que nos acechan hoy. Esto tampoco puedo contarlo con detalle, pero en nuestros archivos alguien lo encontrarán. Seguramente las alumnas de Anna Caballé o de Marián Larumbe, o las americanas… Nuestro archivo está ahora custodiado en el Arxiu Nacional de Catalunya.

Club & Gabinete

En el año 80  también abrimos bajo los auspicios del Partido Feminista, el Club Vindicación de Barcelona. Y fue un éxito, un bar, una sala de conferencias, una consulta jurídica, planificación familiar, etc.… teatro, tertulias, debates.

El bufete de abogada lo había ya convertido Lidia en el Gabinete Jurídico y psicológico para la mujer, abogadas, psicólogas, secretarias, asistenta social incorporada. Estaban Elisabet Buil, Montse Fernández Garrido, Mari Ángeles Rivas...Era una buena idea que duró muchos años, más que yo en ese proyecto. No puedo contarlo todo. 

Para mí fue apasionante ser la asistente de Lidia para la redacción del libro La Razón Feminista. Recuerdo que el 23 F,  Lidia que estaba con María José Ragué dando una conferencia en Sitges me llamó para rescatarme e ir a recoger los archivos del Partido Feminista, por si acaso. Cogí como bienes imprescindibles los pasaportes y el manuscrito, todavía inacabado de la La Razón Feminista.

Dimos las batallas por el derecho al divorcio, por el derecho a abortar, contra la legalización del porno duro que nos enfrentó a Ernest Lluch. Las campañas de apoyo a las mujeres en Irán, en el Sahara, en Nicaragua… en .. Unas estupendas jornadas sobre la sexualidad, otras sobre la reproducción…. y, y, y...

En el años 81, pasado el golpe, y tras mil viajes de Lidia a Madrid, llegó la legalización del Partido Feminista.

Nuevo mundo

Luego, pasó Gloria Waldman por Barcelona, convenció a Lidia y se la llevó a América. El 82 fue el año americano por excelencia. Lidia trajo un montón de dinero para el Partido, ideas, proyectos e ilusión renovada. Desde entonces no ha parado de ir a dar Conferencias a Estados Unidos, yo creo que para recargar las pilas cuando España se le cae encima.

En el 83 impulsó el I Congreso de Partido Feminista, con la renovación de las Tesis. Recuerdo el piso de la calle Bailén reventado de gente. 

Madrid

En el 85 un día, me propuso la conquista de Madrid y nos vinimos a tomar el poder…  Montamos el Club Vindicación que muchas habréis conocido. Otra vez: abogadas, psicólogas, planificación familiar, bar, conferencias, -cada 15 días-. Luchy Zamora y Anita Sand, que ha venido a este homenaje desde Suecia su país, fueron las primeras socias que nos ayudaron a montarlo. Y Lourdes Pérez que estará hoy también por aquí. El Club Vindicación de Madrid sobrevivió 3 años sin ninguna subvención. Las compañeras del Psoe, no estuvieron por la labor. 

Cuando ya habíamos aceptado cerrarlo apareció Shere Hite, que había exigido a su editorial, Plaza y Janés que la presentación de su libro, que era un acontecimiento que revolucionaba a la prensa, se hiciera en nuestro centro feminista. Ese fue nuestro último evento en el local de Magdalena y resultó un final glorioso. 

Y también habíamos organizado el I Festival Internacional de Teatro Feminista que fue estupendo aunque nos dejó arruinadas, a pesar de que para esto si habíamos conseguido algunas ayudas, del Instituto de la Mujer, que dirigía Carlota Bustelo y de los organismos de cultura sobretodo. 

La ilusión y la ambición fueron mayores que los medios, -creo que eso puede haber sido una constante-. Pero fue fantástico !!!

Ediciones

Reducidas otra vez a los cuarteles de invierno la consigna fue: reforzar las ediciones. La revista Poder y Libertad creció y Vindicación Feminista Publicaciones nació. Fuimos publicando y publicando retomando la línea de la quebrada, Ediciones de Feminismo.

Entre tanto fuimos a Ferias y Congresos desde Nairobi a Canadá, a Noruega, a Australia, a Beijing…. No creáis que de paseo, trabajábamos y cargábamos libros como mulas. Así Lidia consiguió  arrancarse los brazos y y la  espalda y yo, la cabeza.

En Puerto Rico Lidia recibió un diploma del Senado por su constante lucha a favor de las mujeres. En una gran ceremonia. Y varios premios por aquí y por allá con los que no podía cargar e iba abandonando en los trenes y aeropuertos.

Elecciones

Y entre medio, y esa vez avivó el motor María José Urruzola con Maite Canal "y su gente" el  grupo Lanbroa, preparamos y participamos en la Primera Candidatura Feminista para las elecciones europeas. Suriñe del Cerro os lo va a contar con precisión y profundo análisis.

Pero yo recuerdo los viajes interminables en el coche que nos prestó Carlos París y que le devolvimos un poco perjudicado, de amaneceres y oscuridades nocturnas al volante, carreras imposibles para llegar a los meetines, yo al volante, Silvia Cuevas con el merchandising que no paraba de incrementar cuando se reveló como una tremenda negociante, mientras entre, venta y venta, fotografiaba los actos. 

Luego las cenas o comidas con el comité local y otra vez a la carretera. Las elecciones se celebraron en junio y mientras las vascas se ocupaban del norte nosotras cubríamos en sur y el levante con lo cual, a medida que avanzaban los días el calor crecía y crecía en esa hermosa Andalucía. Lourdes Pastor en Córdoba, hoy aquí, fue nuestra candidata más joven con sus 18 años recién cumplidos.

Estábamos destrozadas y lo gracioso es que antes de llegar Lidia pedía una parada, se arreglaba, y aparecía hecha una estrella en el meeting.  Silvia y yo no dábamos crédito, la admirábamos y la odiábamos al tiempo. 

Un día las perdimos, a Lidia y a Marijose por las calles de Sevilla, iban enfrascadas hablando y hablando con una ligereza de colegialas. Fue cómico buscar a dos feministas obsesas por las calles de Sevilla. Cuando las encontramos, seguían caminando y no se habían ni enterado del extravío, pero habían elaborado interesantísimas estrategias.

Presente

Lidia sigue dando vueltas, de hecho no se sabe nunca dónde anda. Cuando la llamo ahora, mi primera pregunta es siempre  ¿dónde estás?

Y lo espectacular es que sigue con la misma pasión indignándose, reclamando,   protestando, provocando. Y con una fuerza inhumana combatiendo tantas injusticias como rodean a la vida de las mujeres. 

A ella no le gusta esta expresión pero es un Ser Especial. 
Lidia es un reactor que funde el frío.
                                                                                                      Elvira Siurana, en Madrid, 14 de diciembre de 2010